Hace unos días, tuve el honor de compartir mesa redonda con Ignacio Pérez-Carasa, Director de Relaciones Institucionales y RSC de Grupo ALSA (una empresa española de gran éxito internacional). Estábamos acompañados de unas cuantas decenas de empresarios de la Asociación Española de Amigos Empresarios (AEAE), interesados y preocupados por esta moda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La sostenibilidad es una de esas palabras muy manoseadas, que casi había perdido el sentido. A veces, parece no estar muy claro de que hablamos y por eso, estos foros son esenciales para que podamos aclarar las ideas.
Sostenible es algo que dura, que permanece en el tiempo. Para que esto suceda, en el entorno de la empresa, todos sabemos que tiene que ser económicamente viable, aportar valor a los clientes, sino nadie lo comprará, y que debe cumplir una serie de requisitos medio ambientales que las normas europeas imponen. Ya estamos en el camino. En este océano de siglas y acrónimos, hay algunos que merece la pena que estén en nuestra mente porque han venido para quedarse.
Por ejemplo los criterios ASG (o ESG si lo vemos en inglés). Son los llamados “criterios no financieros” que cada día, son mas importantes a la hora de tomar decisiones por parte de los inversores, porque se salen de los tradicionales criterios financieros de “beneficio a cualquier precio”, con visión de corto plazo, y se centra en elementos que son determinantes en el desempeño, en los efectos holísticos de esa empresa en el largo plazo, para así determinar si una inversión es sostenible en el tiempo además de rentable.
Hablamos de criterios con 3 dimensiones: Ambientales, Sociales y de Gobernanza. Es el filtro por el que podemos pasar cualquier decisión estratégica para nuestras empresa, y así estaremos en el camino de la sostenibilidad y me atrevo a decir que en el de la supervivencia. La valoración de una inversión en presente y en futuro.
- Criterios Ambientales, son los mas populares y los mas sencillos de medir, hay un montón de herramientas en el mercado que nos permiten medir la huella de carbono de casi cualquier actividad. Pero no solo hablamos de cambio climático en términos de CO2, también hay que incluir la escasez de recursos, la gestión eficiente del agua, de los residuos tóxicos, la deforestación, nuestro esfuerzo en adoptar energía limpia y renovable.
- Los Criterios Sociales claramente apelan a las condiciones de trabajo. Según la región del mundo es mas relevante la esclavitud o el trabajo infantil. Pero en un mundo globalizado, ¿tenernos trazada la cadena de proveedores? o sólo buscamos precio. La Crisis del COVID ha puesto en primera plana de la actualidad los temas de salud, Impacto en las comunidades locales, riesgos demográficos, seguridad. Pero la lista es larga, diversidad e igualdad, derechos humanos, acceso a la información y las finanzas… Estos criterios en ocasiones son mas complejos de medir, pero ya se nos han ocurrido muchas cosas sencillas que podemos hacer o quizá ya estamos haciendo en nuestra empresa.
- Los Criterios de Gobernanza, son esenciales y afectan de forma directa a los anteriores. La transparencia en las retribuciones de los ejecutivos, las estructura de gobierno, los lobbies políticos, las conductas anticompetitivas, la malversación de fondos o corrupción. La ética empresarial y la transparencia fiscal, son elementos sin los que el nuevo paradigma no es posible.
Desde la UE ya se ha definido una Taxonomía de las finanzas sostenibles justo antes del COVID, que es la base sobre la que se ha desarrollado la Guía de la recuperación. Su principio central es fácil de entender: Servir al menos a un objetivo ambiental y no dañar a los demás. Esto es un estándar natural a aplicar por gobiernos, instituciones y empresas, a la hora de definir sus políticas de inversión.
Ya hay grandes ejemplos muy cercanos en el norte de Europa. Antes de la fecha de cumplimiento impuesta, los principales bancos holandeses como ING, ABN-AMOR o Rabobank, han alineado su financiación exigiendo a sus clientes empresa que tengan un plan para cumplir los estándares mínimos de eficiencia energética; invierten sólo en oficinas que cumplan con una certificación energética “C” y animan a sus clientes a cumplir con el etiquetado energético mas alta el “A”.
La propuesta del Green Deal europeo presenta un nuevo contrato social. El objetivo es garantizar justicia social e igualdad de oportunidades. Diseñar entre todos, una nueva forma de crecimiento económico, construido sobre la oferta de bienes y servicios que contribuyan de forma positiva al bienestar y que se reduzcan aquellos que dañan a la sociedad y al medio ambiente.
Todas esta reflexiones llevaron a nuestro foro de empresario a expresar sus temores y su desconcierto. Esto no es gratis, como abordamos todos estos retos en un momento de incertidumbre como el actual. Esta es la principal pregunta, acompañado por el temor a que ese esfuerzo lleve a los empresarios españoles a una pérdida de competitividad. Y son temores muy lógicos, pero como nos explicaba Igancio sobre las inversiones de ALSA en autobuses de Zero emisiones, que de momento no son rentables, y ese esfuerzo de la compañía por asumir el reto de la sostenibilidad, sino lo hacemos, perderemos la posición que ocupamos en el mercado y aparecerá otro que lo haga y entonces simplemente desapareceremos.
Esta es la visión. Requiere esfuerzo, creatividad y ser innovadores. Pero no hay que asustarse, empecemos por pararnos a pensar con una nueva mirada, vigilando tendencias, nuevas tecnologías que resuelvan retos actuales, si descartar nada de antemano, pero siendo muy realistas en nuestras decisiones. Planifiquemos mas allá del corto plazo y creemos estrategias ágiles y flexibles que nos permitan ir virando el timón según vengas las mareas.